La emoción del AbP

 

 

La imagen que ilustra la entrada representa la biblioteca que reunió el cineasta Stanley Kubrick para su ambicioso proyecto (jamás realizado) de una producción biográfica sobre Napoleon.

Los grandes creadores dedican importantes esfuerzos a formarse, documentarse e impregnarse de los temas que quieren retratar en sus obras. Obras que, eventualmente, se convertirán en maestras, como muchas de las del genial cineasta.

Los chefs más importantes del mundo cierran sus restaurantes varios meses al año para poder investigar y ofrecer a sus clientes sabrosas y disruptivas experiencias culinarias.

Gracias a la red, los profesores podemos formarnos en los centros y universidades  más prestigiosos del mundo. Al igual que Ferrán Adriá o Stanley Kubrick, podemos tener acceso a las innovaciones educativas más punteras. Eso sí, en medio de preevaluaciones, implantaciones de nuevas leyes, programaciones que debemos aterrizar en la realidad del aula, interminables reuniones y problemas tutoriales mil; todos conocemos la parte espinosa de nuestra vocación.

En los ultimos ocho años he aprovechado  internet para formarme en temas tan apasionantes como el uso educativo del smartphone, aprendizaje personalizado, clase invertida, gamificación, dibujo e ilustración, ajedrez, salidas de campo académicas... y creo humildemente que mis alumnos se han beneficiado de mis iniciativas.

La imagen de portada del blog refleja uno de esos momentos, una salida de campo de dibujo botánico, con un grupo de PMAR de 3º ESO. Un par de horas entrañables en un parque a cinco minutos de nuestro centro, en un entorno primaveral que ocultaba las deficiencias del entorno. Con evidencias tangibles, como unos dibujos para exponer en las cristaleras de la clase. Ilustraciones de las que se sentían tan orgullosos que todos quisieron conservarlas tras un tiempo expuestas.

Este constituye para mi el aspecto diferenciador del curso Experto en AbP , que proviene de un entorno salesiano, que conoce perfectamente la realidad de nuestro alumnos, en muchas ocasiones no tan alejada de los muchachos de Turín de Don Bosco.

"Lo óptimo es enemigo de lo bueno" repetía Don Bosco.

De nada sirve programar durante meses un proyecto y dejar que sea devorado por las fauces del día a día. O llevarlo a puerto a matacaballo. Hagamos las cosas lo mejor posible aunque no sean perfectas. Tendremos tiempo de evaluar y mejorar en siguientes cursos.

A nuestros alumnos no les importa que  todos los items de la programación se cumplan escrupulosamente o que se rellenen muchas rúbricas sin una reflexión y una enseñanza personal.

Aún recuerdo las rutas de senderismo, las convivencias de mentorización en el Retiro o las carreras de orientación por la Casa de Campo. Proyectos que nacieron en mi mente y se materializaron mejor o peor.

Busquemos la experiencia vivencial y significativa para unos muchachos ávidos de convivencia, autoestima y acompañamiento. Busquemos la emoción del AbP.

 

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